Correspondencia Lingüística Entre El Náhuatl y el Antiguo Egipcio
En los análisis más detallados de la posible correspondencia entre las palabras del idioma antiguo egipcio y el maya, hemos observado que algunas palabras-concepto son casi las mismas en valor fonético. Además los glifos mayas y los jeroglifos egipcios comparten diseños extremadamente similares o iguales en algunas palabras-concepto.
Palabras en Náhuatl Maya
Hoy en día, la idea de la correspondencia lingüística entre las lenguas indo-europeas es un hecho bien conocido. De la madre lengua indo-europea todavía desconocida se piensa que vino el sánscrito (y los idiomas contemporáneos de Paquistán y de la India); el persa; y el griego, el latín (entre muchas lenguas contemporáneas). La correspondencia de palabras similares o iguales entre las lenguas latinas es muy visible con las palabras españolas, por ejemplo, siendo parecidas a las del francés, italiano y portugués. El inglés se parece a los idiomas teutónicos, tales como el alemán., el holandés, y las lenguas escandinavas.
Por otro lado, no se ha detectado ninguna correspondencia lingüística entre las lenguas antiguas, tales como el egipcio, el náhuatl o el maya, por lo menos en un grado académico significativo. En el ensayo arriba-mencionado, hemos examinado numerosas correspondencias de las palabras-concepto (y entre algunos glifos) entre la lengua egipcia antigua y el sistema maya. La palabra en maya para el nombre del día es ahau, lo cual significa lugar o tiempo en el antiguo egipcio. En el idioma maya, hom significa campo de pelota; hem significa pequeña pelota en el antiguo egipcio. Ik significa el aire en maya; suspender en el aire es la palabra ikh en el antiguo egipcio. Nichim significa flor en maya; nehem significa botón de flor, o flor en el antiguo egipcio. Y así sucesivamente, por centenares de palabras que hemos examinado en la comparación entre estos dos idiomas antiguos.
Cuando similares tipos de correspondencia lingüística fueron percibidos por William Jones, al final del siglo dieciocho, entre el sánscrito y otros idiomas, tales ejemplos fueron suficientes como para convencer a los académicos de que todos esos idiomas probablemente venían de una lengua madre, la lengua indo-europea. Hoy en día al observar la correspondencia lingüística entre las lenguas antiguas mesoamericanas y el antiguo egipcio, los académicos no son muy receptivos a la idea de que las mismas leyes de la lingüística pudiese estar en juego. La razón de ello es simple: no hay una base histórica para considerar la posibilidad de que los pueblos de estas diferentes lenguas hayan tenido contacto alguno entre ellos. El contacto físico entre los pueblos que han descendido de la familia indo-europea es un dato histórico establecido. No existen datos históricos obvios que hacen pensar que los pueblos mesoamericanos y los del antiguo egipcio se hayan encontrado o que hayan llegado a tener contacto físico entre ellos.
Sin embargo, los datos históricos de lado por un momento, examinemos algunos de los ejemplos obvios de la correspondencia lingüística entre el náhuatl y la lengua antigua egipcia.
Una característica obvia de la lengua náhuatl es el uso extensivo de la letra ele ("L") en la mayoría de las palabras, o como terminación o yuxtapuesta entre consonantes y vocales al interior de las palabras. Una de las características aparentes de la lengua antigua egipcia es la casi total ausencia de la letra "L" dentro de la gran mayoría de sus palabras. La letra "L" aparece como terminación en unas cuantas palabras en el antiguo egipcio en la obra de E.A. Wallis Budge, Un diccionario de jeroglíficos egipcios. Parecería ser que esta característica opuesta entre estas dos lenguas desanimaría a cualquiera a considerar hacer un análisis comparativo de la posible correspondencia lingüística entre estos dos aparentemente muy distintos idiomas.
Sin embargo, al eliminar la letra "L" de las palabras de náhuatl, las fonemas que quedan (aquí puestas entre corchetes) son parecidas a las morfemas del antiguo egipcio en muchos casos. Aquí ofrecemos tan sólo unos cuantos ejemplos para considerar la correspondencia lingüística entre estos dos sistemas fascinantes del habla humano.
La correspondencia lingüística entre el náhuatl y el egipcio antiguo parece representar una evidencia patente; es decir, un evidencia implícita de que estos dos pueblos gozaron de algún tipo de contacto entre ellos hace mucho tiempo. El hecho de que nosotros no tenemos evidencia explícita de dicho contacto, o de que hemos sido incapaces de encontrar tal evidencia, no debe servir como base para negar la posibilidad de ese contacto. El atribuir todas estas similitudes de sonido, símbolos y significados a pura coincidencia parece ser una manera poco científica de resolver un asunto molesto. El admitir la posibilidad del contacto físico entre las culturas tiene implicaciones para nuestra propia interpretación de la historia y para con el aspecto del desarrollo tecnológico de nuestras sociedades de hoy. Tales miedos están sin fundamento, dado el obvio hecho ya existente de que nuestro conocimiento tecnológico probablemente no pudiera reproducir y construir algo tan majestuoso como la gran pirámide.
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